El Instituto Pasteur ha desarrollado una vacuna experimental contra el antrax con resultados satisfactorios en roedores, según publica la revista Infection and Immunity.
El ántrax o carbunco respiratorio afecta a los mamíferos a través de la bacteria Bacillus Anthracis que sobrevive en el medio ambiente en forma de espora. Después de entrar en el organismo las esporas germinan y se transforman en bacilos productores de toxinas que se multiplican rápidamente; si no es tratada, la enfermedad resulta mortal.
El equipo de la unidad Toxinas y Patogenia Bacteriana espera desarrollar una vacuna cuya aplicación sea posible en el hombre. Actualmente no hay ninguna vacuna que proteja de la enfermedad y que no produzca efectos secundarios. Sólo existe una vacuna acelular elaborada a partir de un componente de dos toxinas de la bacteria, la proteína PA. Sin embargo, esta vacuna no es tan eficaz como la atenuada, formada por esporas vivas y que es empleada con resultados positivos en animales. Por eso es preciso trabajar sobre la etapa precoz de la infección -aseguran los autores- a fin de neutralizar las esporas desde su entrada en el organismo y bloquear la etapa de germinación. Ensayaron así una preparación compuesta por la vacuna acelular actual y esporas muertas en cobayas y ratones con el resultado de protección total respecto a las cepas virulentas del Bacillus Anthracis.