Un equipo de investigadores del Instituto Biodesign de la Universidad de Arizona (EEUU) acaba de publicar en PLoS One, tras analizar genéticamente las heces de 20 niños sanos y 20 autistas de entre 3 y 16 años, un estudio según el cual éstos últimos poseen menos bacterias de los tipos Prevotella, Coprococcus y Veillonellaceae -que se encargan tanto de degradar los carbohidratos como de la fermentación y juegan un papel fundamental para que los demás microorganismos del intestino funcionen de forma normal y saludable- haciéndoles más vulnerables a bacterias patógenas que afectan a la función cerebral; como las Gram-negativas que pueden provocar inflamación del cerebro y dar lugar a una acumulación de altos niveles de mercurio. Ello explicaría por qué los autistas mejoran tanto cuando se equilibra su flora intestinal.
Hasta aquí la noticia, nada sorprendente para nosotros: lea en nuestra web –www.dsalud.com– los artículos que con los títulos Enorme importancia de la nutrición en el tratamiento del autismo y ¿Es la mala salud intestinal la causa del autismo y otras patologías neurológicas? publicamos en los números 111 y 145 respectivamente.