El reloj no es el tiempo
Número 41 - Julio - Agosto 2002
Tiempo de lectura: 5 minutos
Hemos acabado creyendo que el reloj es el tiempo. Y así nos va. Porque vivimos contra–reloj. Intentamos ganar tiempo al tic–tac del reloj acelerando el tic–tac de nuestro corazón. Ya no vivimos en las pulsaciones normales, vivimos en un constante intento de batir marcas. Comer más rápido –o sea, tragar cocina basura de pie–, trabajar más rápido –o sea, trocar eficacia por gesticulación–, pensar más rápido –o sea, no pensar–, fornicar más rápido –o sea, un simple entrar y salir como por una puerta giratoria–, viajar más rápido –o sea, llegar, pero no viajar– y hasta crecer más rápido –o sea, alargarnos más, lo antes posible, para ver nuestros zapatos desde más lejos.

Este texto solo está disponible para suscriptores.