Este reportaje aparece en
41
Julio - Agosto 2002
Ver número

El reloj no es el tiempo

Hemos acabado creyendo que el reloj es el tiempo. Y así nos va. Porque vivimos contra–reloj. Intentamos ganar tiempo al tic–tac del reloj acelerando el tic–tac de nuestro corazón. Ya no vivimos en las pulsaciones normales, vivimos en un constante intento de batir marcas. Comer más rápido –o sea, tragar cocina basura de pie–, trabajar más rápido –o sea, trocar eficacia por gesticulación–, pensar más rápido –o sea, no pensar–, fornicar más rápido –o sea, un simple entrar y salir como por una puerta giratoria–, viajar más rápido –o sea, llegar, pero no viajar– y hasta crecer más rápido –o sea, alargarnos más, lo antes posible, para ver nuestros zapatos desde más lejos.

el reloj no es el tiempo