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Mayo 2003
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¿Líderes? No, gracias

En las últimas décadas se está produciendo en todo el mundo una clara revisión de los paradigmas o modelos en los que se han asentado tradicionalmente las instituciones que “garantizan” nuestra convivencia en sociedad. Sólo que como todo cambio implica algún tipo de pérdida y eso provoca en los seres humanos resistencia lo mismo sucede con las instituciones de cualquier tipo: religiosas, políticas, económicas, científicas, educativas, legislativas, sanitarias, etc. A fin de cuentas, cuando las bases se resquebrajan surge el miedo y su consecuencia directa es la inseguridad. La mejor defensa es, entonces, negarse a los cambios. Evidentemente es un momento especialmente peligroso porque se produce una reacción natural para mantener lo conocido a toda costa. Se queman los últimos cartuchos para intentar potenciar ideologías que agonizan, filosofías muertas, jerarquías obsoletas, estructuras ya inservibles… y vuelven a aparecer los viejos y rancios modelos.