Este reportaje aparece en
43
Octubre 2002
Ver número

Amar el trayecto

Hay que amar el trayecto, no el destino. Tal es una de las recomendaciones que nos hacen prácticamente todas las escuelas de crecimiento personal como medio para lograr una vida más plena. Es decir, se trataría de concebir la vida como si fuera una colección de instantes irrepetibles que hay que vivir con toda intensidad, sin sentirnos defraudados ante expectativas no alcanzadas sino abiertos a lo que cada día nos depara. De ese modo estaríamos haciendo algo en lo que los niños pequeños son maestros: vivir el presente.