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55
Noviembre 2003
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Volver a empezar

La vida nos hace a veces afrontar situaciones críticas en las que se ponen a prueba nuestras convicciones más profundas: una enfermedad propia o de alguien cercano, la pérdida de un ser querido, un despido inesperado, un accidente grave, la pérdida de poder, estatus o imagen… Casos en los que es normal que nuestro primer sentimiento sea el de inseguridad por el nuevo estado y surja el miedo como mecanismo de defensa. Y hay que decir que la respuesta habitual ante las crisis suele ser instintiva: atacar o huir. Es decir, enfrentándonos para repeler el peligro o escapando para intentar evitar el dolor.