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Septiembre 2021
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¡No vacune a sus hijos!

En las últimas semanas hemos visto a numerosos adolescentes haciendo largas colas -poco antes del verano y durante el mismo- deseosos de inocularse vacunas experimentales no aprobadas -tienen solo una «autorización temporal»- para «inmunizarse» -cuando NO inmunizan- contra el SARS-CoV-2 que dicen provoca la Covid-19. Y lo hacen porque les han desinformado el Gobierno, las autoridades sanitarias, los colegios de médicos, biólogos y farmacéuticos y los grandes medios de comunicación, especialmente las cadenas de televisión. Se les miente, se les manipula, se les hace creer falazmente que las vacunas son seguras y eficaces y se les oculta que las propias leyes exigen que cada vacunación la paute por escrito un médico de forma personalizada y que todos los que vayan a inoculársela deben ser antes ampliamente informados de sus riesgos y de que nadie va a hacerse responsable de lo que pueda pasarle para, finalmente, dar su aquiescencia firmando el preceptivo consentimiento informado. Y esa exigencia legal no se está cumpliendo ni con los jóvenes ni con nadie por lo que puede hablarse directamente de negligencia criminal. Se les ha convencido diciéndoles simplemente que deben hacerlo «por su bien» y porque de lo contrario no podrán viajar o matricularse en centros extranjeros. Es decir, se les está manipulando y chantajeando. Y todo esto se está haciendo abiertamente por lo que el silencio cómplice de las autoridades, los profesionales sanitarios, los periodistas, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado y los fiscales, jueces y magistrados es incomprensible. Como igualmente lo es que el Tribunal Constitucional haya tardado tanto en sentenciar que las medidas adoptadas por los gobiernos -el nacional y los autonómicos- eran ilegales ya que ilegal era el estado de alarma bajo el que se amparaban. Pues bien, ahora pretende vacunarse de forma masiva a niños y adolescentes -sin necesidad ni justificación real- y seguir sometiéndoles a la tortura de los bozales y al distanciamiento social. Y si eso se permite es que nuestra aborregada sociedad se ha vuelto ya rematadamente loca.