Estimado director: antes de nada quisiera darle las gracias y felicitarle a Vd. y a todo su equipo por la excelente labor que vienen realizando mes tras mes en esa magnífica revista donde no sólo se ofrece una buena información al lector sino que,...
Sr. Director: me dirijo a Vd. después de haber leído en el número de Abril la carta enviada por Vanesa, de Barcelona, preocupada por su novio que sufre un brote de colitis ulcerosa....
Sr. Director: ante la información confusa que ha aparecido en distintos medios sobre las titulaciones que a través del Programa Philippus está impartiendo el Real Centro Universitario El Escorial –...
El aceite de rosa mosqueta contiene también vitaminas C (en cantidad importante), E, B1 y B2 Me acabo de suscribir a su valiente y admirable revista y me gustaría saber si conocen alguna terapia alternativa para la diabetes tipo I....
Apreciado Sr. Director: llevo años leyendo su revista que me ha enseñado muchas cosas y abierto los ojos ante otras lo cual en ocasiones dificulta mi relación con algunos médicos....
Jesús García Blanca: “No existen virus causantes de enfermedades”
La reciente aparición del libro Vacunas y antibióticos. Una reflexión crítica supone un nuevo e importante revés para quienes aun creen que los virus y bacterias son la causa de las llamadas enfermedades infecto-contagiosas. Hace unos días publicamos en una primera parte las reflexiones que al respecto quiso hacernos uno de sus autores, el doctor Enric Costa Vercher, y en esta ocasión hablamos sobre ello con el segundo autor: el conocido investigador social Jesús García Blanca, probablemente la persona que más ha contribuido a desvelar la farsa de la Covid-19 y la inexistencia del SARS-CoV-2, supuesto virus al que muchos atribuyen una pandemia que en realidad nunca ha existido. Somos conscientes de que quienes lean estas afirmaciones por primera vez pensarán que quienes así hablan dicen tonterías… pero es que en el ámbito sanitario –como en muchos otros– gran parte de las verdades oficiales que han sido ampliamente asumidas socialmente carecen en realidad del más mínimo fundamento. Si quiere comprobarlo, siquiera parcialmente, no tiene más que leer este artículo.