La inflamación es un proceso natural que activa el sistema inmune en momentos puntuales a fin de facilitar la reconstrucción de tejidos dañados o permitir el rápido paso de sus células de defensa en caso de infección pero que puede volverse contraproducente si se prolonga en el tiempo y la inflamación se cronifica. Siendo en tales casos -y solo entonces- cuando puede justificarse el uso puntual de antiinflamatorios. Pues bien, los sintéticos de uso farmacológico tienen notables efectos colaterales y secundarios que los desaconsejan y es absurdo tomarlos cuando en la naturaleza hay otros muchos inocuos y eficaces, especialmente entre (...)
Suscríbase para seguir leyendo
Este texto solo está disponible para suscriptores.