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35
Enero 2002
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¿Nos atrevemos a afrontar nuestra dimensión espiritual?

No hace aún mucho tiempo, cuando alguien decía que estaba inmerso en el proceso de “despertar a la espiritualidad” tenía que cuidar muy bien sus palabras si no quería ser objeto de las bromas y burlas de cuantos le escucharan. Se veía obligado a disimular ese proceso de reencuentro con su ser esencial bajo términos psicológicos, mejor aceptados por el entorno laboral, social e, incluso, familiar y de amistad.