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Enero 2002
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Tres dioses y una sola guerra

La llamada cultura occidental -la nuestra- sufrió el pasado día 11 de septiembre una agresión externa que, metafóricamente, dañó su yugular provocando una fuerte y grave hemorragia. Ahora Occidente, en una rápida intervención quirúrgica, intenta detener tan grave hemorragia taponando la herida y cortando toda adherencia patógena. Y eso está bien. Cuando alguien pierde a borbotones un líquido tan vital como la sangre o cuando un ejército de células agresoras -claramente agresoras y enemigas- amenazan a muy corto plazo nuestra existencia lógico es que la respuesta inmediata sea taponar, amputar, injertar… en definitiva, actuar en la somatización desde y sobre la somatización.