Enero 2003

Los que sobramos

Un muy antiguo adagio oriental afirma que "la vida duerme en la piedra, sueña en la planta, despierta en el animal y sabe que está despierta en el hombre". Lo que ningún adagio oriental dice –que yo sepa– es la razón de ese flujo vital que ha llevado, de momento, a que una piedra se crea ya un humano. O que un humano crea estar muy lejos de ser una simple piedra. Hasta ayer, yo –como tantos– me sentía propicio a opinar que la mano que nos mueve –que consideramos invisible y a la que damos el nombre de Dios–...
Diciembre 2002

Un exceso de hostias químicas

 ¿Medicamentos para enfermedades o enfermedades para medicamentos? O si lo prefieren más claro: ¿medicamentos para vencer las enfermedades existentes o nuevas enfermedades para vender más medicamentos? Porque ahora no estamos tristes, ahora tenemos depresión. Que la tristeza es un hecho natural que requiere remedios que no se venden en botica sino remedios culturales. Eso que es tan natural como cariño y comprensión. La depresión, en cambio, es ya una patología que sí requiere la intervención de un laboratorio que la combata con su cultura de la hostia química. Esa pastilla blanca y redonda que se disuelve en la boca y...
Noviembre 2002

¿Qué es ser más inteligente?

El Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston –en Estados Unidos– desveló hace poco que ha creado artificialmente –mediante manipulación genética– ratones que poseen un cerebro más grande de lo normal y, además, con más pliegues. "Es un cerebro como el que caracteriza a los humanos", dicen Christopher Walsh y Anjen Chenn, autores del estudio entregado a la revista Science. "O sea –siguen diciendo–, se trata de un cerebro más inteligente". Y añaden: "En principio, la creación de estos ratones sugiere que dentro de unos años quizás exista la posibilidad de aumentar artificialmente el tamaño del cerebro humano y ampliar...
Octubre 2002

El pecado, la sanación y Jesús de Nazaret

Nuestra cultura médica racional, dicotómica y cada vez más alejada de las auténticas raíces semánticas de las que surgió, se está encerrando más y más en una vitrina opaca que puede ser su ataúd. Nuestra medicina se está reduciendo a un mostrador en el que letreros descriptivos muestran porciones de nuestros huesos y vísceras. Nuestra medicina no observa ya a su propia especie como una vida total en la totalidad de su medio. Y cuando intenta hacerlo –con las llamadas enfermedades mentales– acude a un diccionario de términos médicos para poder traducir a concepto lo que es existencia dolorida vital.
Julio - Agosto 2002

El reloj no es el tiempo

Hemos acabado creyendo que el reloj es el tiempo. Y así nos va. Porque vivimos contra–reloj. Intentamos ganar tiempo al tic–tac del reloj acelerando el tic–tac de nuestro corazón. Ya no vivimos en las pulsaciones normales, vivimos en un constante intento de batir marcas. Comer más rápido –o sea, tragar cocina basura de pie–, trabajar más rápido –o sea, trocar eficacia por gesticulación–, pensar más rápido –o sea, no pensar–, fornicar más rápido –o sea, un simple entrar y salir como por una puerta giratoria–, viajar más rápido –o sea, llegar, pero no viajar– y hasta crecer más rápido –o...
Mayo 2002

Cáncer y Anatheóresis

Nosotros, los adultos humanos, poseemos un cerebro que es no sólo dos cerebros en uno sino que cada uno de esos dos cerebros –cada uno de los dos hemisferios cerebrales– percibe de distinta manera la realidad. O, si se prefiere, cada uno de ellos genera una realidad distinta. Así, el hemisferio cerebral derecho es subjetivo, sensitivo y altamente emocional en tanto que el izquierdo es objetivo, mental y causal; o sea, razonador.
Marzo 2002

El origen de la enfermedad es, básicamente, emocional

En 1978 –como quienes me leen asiduamente ya saben– conviví durante un tiempo con una tribu de la etnia huaorani. Los huaorani –más conocidos por el nombre quéchua de aucas– habitaban en la zona amazónica de Pastaza, en Ecuador. Era una etnia que prácticamente vivía en el Paleolítico y algunas de sus tribus –entre otras, la que me acogió– llegaban incluso a desconocer la existencia del "hombre blanco". O sea, del hombre de nuestra cultura y, en general, de cualquier otro tipo de humano que habitara más allá de la selva puesto que para ellos el mundo terminaba donde terminaba...
Febrero 2002

Ver no es mirar

Observen a un niño de poca edad jugando. A un niño–niño, o sea, a ese enano juguetón incapaz todavía de utilizar el hemisferio cerebral razonador. Obsérvenle, por ejemplo, con la tapa de una simple caja de cartón. Y comprobarán que el niño ve. No apresa mentalmente el objeto. Esa tapa puede ser para el niño: un sombrero –se lo lleva a la cabeza y pasea con ella puesta–, una carretilla –que el niño empuja o arrastra tras, casi siempre, haber cargado en su interior alguno de los objetos que tiene a mano–, algo que golpear o con qué golpear a...
Enero 2002

Tres dioses y una sola guerra

La llamada cultura occidental -la nuestra- sufrió el pasado día 11 de septiembre una agresión externa que, metafóricamente, dañó su yugular provocando una fuerte y grave hemorragia. Ahora Occidente, en una rápida intervención quirúrgica, intenta detener tan grave hemorragia taponando la herida y cortando toda adherencia patógena. Y eso está bien. Cuando alguien pierde a borbotones un líquido tan vital como la sangre o cuando un ejército de células agresoras -claramente agresoras y enemigas- amenazan a muy corto plazo nuestra existencia lógico es que la respuesta inmediata sea taponar, amputar, injertar... en definitiva, actuar en la somatización desde y sobre...
Diciembre 2001

¡Tóquenme, por favor!

Estoy viendo a un niño pegado a un ordenador, tan atento e inclinado sobre la pantalla que da la impresión de que su nariz está pegada a ella. Se que está viajando por Internet con la vista, pero, ¿lo hace también con el olfato? Y no digamos ya cuando en la pantalla surge una imagen... Cuando eso ocurre sigue su contorno con la mirada como si los ojos fueran dedos con capacidad táctil. Y lo que está leyendo, tocando con la mirada, casi oliéndolo y gustándolo está ocurriendo a miles de kilómetros de distancia. Y el niño sonríe, admirado ante...