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Diciembre 1999
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La ventana interior

En estos días comenzar una nueva sección sobre crecimiento personal es todo un reto. Máxime cuando es uno de esos términos que, a fuerza de usarse, han perdido todo su sentido. Y es que mucha gente confunde crecimiento personal con haber participado en un determinado número de cursillos, asistir a conferencias de forma regular, leer libros sobre temas de psicología y autoayuda e, incluso, experimentar con alguna nueva terapia avalada por el gurú de turno o por el renombrado “fulanito/a” (sobre todo si son extranjeros).